lunes, 31 de mayo de 2010

Bon Anniversaire


Junio!
Si no existiera agosto, junio sería mi salvación. Parece que la constante intuición de las vacaciones invaden cada rincón de la ciudad, y aunque de exámenes, siempre tengo tiempo para echar un poco atrás.
Se acerca el día 6, y con él nuestro bon anniversaire. Parece que fue ayer, pero ya hace dos años que Xavi llegó a mi vida.
Desde el momento en que coincidimos, se hizo entre los dos una corriente tíbia que iba y venía. Nuestra relación ha sido completamente pendular; hemos subido poco a poco para caer en picado en una vertiginosa espiral de realidad y muchas cosas que contarnos. Todavía no ha pasado un día en el que haya podido prescindir de él y no pasará, porque a él le debo mucho. Le debo todo lo que sé sobre la madurez humana, le debo todo lo que sé sobre la sencillez, sobre el buen gusto, sobre la sinceridad.
Es la primera persona a la que llamo en las buenas notícias, y al último al que quiero preocupar en las malas. Me ha enseñado que cada hombre contiene varios hombres en su interior, y la mayoría de ellos saltan del uno al otro sin saber jamás quién es en realidad. Me ha enseñado que la gente que ha vivido mucho tiende a pensar que ya lo ha visto todo, y que de repente surge algo, de algún lugar, que nos hace entender que no tenemos ni la más mínima idea de la vida. Eso me pasó con él.
Dos años después, todavía tenemos mucho que ofrecernos. Seguramente no haya sido la persona que él creía, y habré fallado en muchísimas cosas. Me encantaría pedirle perdón por las cosas en las que no le serví de nada y que yo todavía no sé.
Y quiero que sepa que podemos haber estado días sin hablar, haber encontrado apoyos ajenos que poco tengan que ver con lo que éramos él y yo, o con lo que fuimos, al menos, el verano del 2008, pero que la piel sigue siendo la piel, y cuando él se acerca y me abraza, me sigo enterneciendo del mismo modo que cuando creíamos que íbamos a tener diecinueve años siempre.